Escuela italiana; segunda mitad del siglo XVII.
“Moisés hace brotar el Maná”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 80 x 132 cm; 88,5 x 142 cm (marco).
Este óleo sobre lienzo, realizado por un artista de la escuela italiana del siglo XVII, representa un pasaje bíblico de gran trascendencia: el momento en que Moisés intercede ante Dios para que el maná descienda del cielo, proporcionando alimento al pueblo de Israel durante su travesía por el desierto.
La composición se articula en dos planos diferenciados. En el primero, observamos un grupo de figuras en un ambiente sombrío y cargado de dramatismo. Destaca una mujer de vestiduras lujosas, que sostiene a un niño regordete, símbolo de inocencia y necesidad, mientras otra figura femenina se inclina con gesto protector. A la derecha, dos figuras masculinas, en penumbra, contemplan la escena con expresión de incertidumbre y expectación. Esta disposición crea un marcado contraste entre la humanidad sufriente y la esperanza que representa el milagro.
En el segundo plano, enmarcado por un paisaje de cielos dramáticos y una atmósfera vibrante, Moisés, con túnica y gesto majestuoso, aparece como intermediario divino. Su figura se erige en el centro de la acción, con los brazos abiertos en súplica, mientras el maná comienza a descender del cielo. En su entorno, grupos de figuras se agitan en un frenesí de devoción y necesidad, resaltando el impacto del milagro.
Este cuadro encarna los ideales pictóricos de la escuela italiana barroca, caracterizada por su dinamismo, teatralidad y un uso magistral del claroscuro. La influencia del tenebrismo de Caravaggio se percibe en la fuerte iluminación sobre los personajes del primer plano, mientras que la profundidad del paisaje y la fluidez de los paños remiten a la herencia veneciana de artistas como Paolo Veronese o Tintoretto.
El colorido rico y vibrante, típico del barroco italiano, refuerza la expresividad de la escena. Los rojos intensos y los dorados crean un efecto de riqueza visual, mientras que los tonos oscuros y tierras contrastan con los cielos iluminados del fondo, acentuando la sensación de profundidad.
El tratamiento de las figuras sugiere la mano de un pintor con formación académica sólida, posiblemente influenciado por los grandes maestros de la escuela boloñesa como Guido Reni o Guercino. La gestualidad enfática, los cuerpos modelados con suavidad y la integración de paisaje y figura revelan un dominio técnico notable, aunque ciertas irregularidades en la ejecución sugieren la intervención de un taller o discípulos.
En conclusión, Moisés hace brotar el Maná no solo es una representación bíblica de gran carga emotiva, sino también una pieza que sintetiza las cualidades esenciales de la escuela italiana del siglo XVII: un magistral uso del color, una composición dinámica y un profundo sentido narrativo que eleva la pintura a un nivel casi teatral.