FRANCESCO FOSCHI (Ancona, 1710 - Roma, 1780).
“Paisaje invernal”.
Óleo sobre lienzo.
Posee marco del siglo XVIII.
Medidas: 69,5 x 108 cm; 85 x 122 cm (marco).
Un frío paisaje invernal es el protagonista de esta composición. En toda la pintura predomina una fría gama de grises y blancos que contrastan con las tonalidades terrosas. En la escena se puede apreciar como el artista parte de una imagen de la cotidianeidad rural de su entorno y trasmite al espectador una visión idealizada de la vida del campo y de las consecuencias del invierno. De hecho se puede apreciar en el centro de la imagen como de manera anecdótica una mujer acerca una manta hacia un niño que extiende sus manos hacia la pequeña hoguera.
Estilísticamente, es importante destacar el empleo de una paleta cromática limitada, compuesta por blancos, una cuidada gama de grises y pequeños toques de marrón y ocre que resaltan áreas del terreno no cubiertas por la nieve. Estos tonos, combinados con una técnica precisa y depurada, permiten establecer una relación con la pintura de Foschi.
La familia de Francesco Foschi estaba estrechamente vinculada a los condes Ferretti de Castelferretti, cuyo linaje era entonces uno de los más poderosos de la Marca de Ancona; sus hermanos Carlo, Giacomo y Lorenzo también eran pintores. En 1726 se instaló en Fano, alumno del pintor Francesco Mancini, de quien aprendió a pintar cuadros con figuras. Sin embargo, Foschi pronto se especializó en la pintura de paisaje. Parece que vivió en Roma con su familia de 1729 a 1743, pero no fue miembro de la Accademia di San Luca. De esta época data su primer encargo documentado. A partir de 1746 vivió en Loreto, donde además de pintor fue marchante de arte y mantuvo frecuentes relaciones con el conde Bonaccorsi, uno de los mecenas más importantes de la época. Durante estos años desarrolló uno de sus temas favoritos: el paisaje invernal.
El arte de Foschi formaba parte de las grandes escuelas romanas; además de su primer maestro Francesco Mancini, sus modelos de referencia eran el boloñés Guido Reni, su compatriota Carlo Maratta y el romano Ciro Ferri. Tras otra estancia en Roma, en 1755 se trasladó a Pesaro. En 1764 regresó a Roma, donde instaló su estudio en la plaza de España. Sin embargo, continuó regresando con frecuencia a Las Marcas, como demuestran los temas de sus cuadros. Este fue el periodo en el que su arte alcanzó su apogeo; de hecho, los paisajes invernales más conocidos datan de estos años.