ABRAHAM BOSSCHAERT (Middelburg, 1612 o 1613 - Utrecht, 1643).
“Vaso de flores y conchas”.
Óleo sobre tabla. Engatillada.
Adjunta estudio expedido por la galería Soraya Cartategui.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Procedencia: Matthiesen, Berlín, 1928 (n. 1263 como indica la etiqueta de la parte trasera de la tabla;
fotografía en el archivo R. K. De la Haya) y colección privada, Alemania.
Medidas: 63 x 48,5 cm; 88 x 70 cm (marco).
Exposiciones:
- Madrid, Feriarte, Galería Soraya Cartategui, del 17 al 25 de Noviembre de 2007.
- Milán, Feria “Collezioni d’Arte Antica, Moderna e Antiquariato”, del 5 al 9 de Mayo
de 2010.
Esta pintura, atribuida a Abraham Bosschaert, es un gran ejemplo de la naturaleza muerta de flores, un género artístico que alcanzó su esplendor durante el siglo XVII en los Países Bajos. En el centro de la composición, un delicado jarrón de cristal contiene un arreglo de flores que despliega una impresionante variedad de especies, cuidadosamente detalladas con una paleta vibrante y contrastada. Los tulipanes, con sus característicos patrones rayados rojos y blancos, ocupan un lugar destacado y simbolizan la fascinación que esta flor despertaba en el periodo barroco. Alrededor de ellos, rosas, iris y otras flores exóticas se mezclan en un arreglo que desafía la estacionalidad natural, lo que sugiere que Bosschaert trabajó a partir de bocetos individuales, creando una composición idealizada.
En la base del jarrón, pequeñas conchas marinas se disponen con precisión, añadiendo una dimensión simbólica y decorativa. Las conchas no solo destacan la conexión entre el hombre y la naturaleza, sino que también aluden a la fragilidad y el carácter efímero de la vida, un tema recurrente en el arte barroco. El fondo oscuro intensifica la luminosidad y el detalle de las flores, mientras que las delicadas sombras proyectadas por el jarrón y los objetos circundantes crean un efecto tridimensional que refleja el dominio técnico de Bosschaert.
La importancia de esta obra radica en su capacidad para capturar la belleza y la perfección idealizada de la naturaleza. Bosschaert, uno de los pioneros en la pintura de bodegones florales, ayudó a establecer este género como una forma artística autónoma, con un profundo simbolismo que va más allá de la simple representación estética. Estas pinturas no solo celebraban el lujo y la sofisticación, sino que también transmitían un mensaje espiritual, recordando la transitoriedad de la vida y la inevitabilidad de la muerte.
Abraham Bosschaert fue un pintor holandés. Realizó paisajes y, sobre todo, bodegones de flores y frutas. Bosschaert era hijo de Maria van der Ast y Ambrosius Bosschaert de Oude y hermano menor de Ambrosius Bosschaert de Jonge y Johannes Bosschaert. Estos dos últimos le formaron en el oficio y recibió educación artística complementaria de su tío Balthasar van der Ast en Utrecht. Todos estos pintores trabajaban en el mismo género iniciado por el padre Ambrosius. Las obras de Abraham y del joven Ambrosius mostraban tanta similitud que sólo podían distinguirse entre sí por sus firmas. Abraham Bosschaert, antes conocido como «Monogrammist AB», no fue identificado hasta 1992.De 1637 a 1643, el pintor vivió en Amsterdam. Poco antes de su muerte, regresó a Utrecht, donde falleció en abril de 1643.