Escuela novohispana; finales del siglo XVIII.
“Calvario y santos”.
Óleo sobre lienzo.
Posee cartela informativa al dorso.
Medidas: 35 x 25 cm; 41,5 x 32 cm (marco).
Escena devocional en la que se aprecia como imagen principal la figura de Cristo en la cruz. Enmarcada en la zona superior, la imagen de Jesús queda acompañada con la presencia de varias cartelas dejan entrever distintos retratos de santos. La zona intermedia queda reserva para “Nuestra señora de la soledad”. Todas las orlas poseen una leyenda anunciado el santo o santa representada en la escena. Aunque en algunos casos como por ejemplo San Antonio o Santa Lucia, portan sus atributos iconográficos. Este tipo de obras en las que se representaban numerosos santos acompañando un pasaje bíblico, en este caso del calvario, fue un recurso común en la pintura novohispana. En gran medida potenciado por una finalidad pedagógica de la pintura, que fue utilizada como una herramienta de evangelización cristiana.
Cabe citar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares, sin embargo, no fue hasta los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a representar un nuevo modelo de pintura con una identidad propia.