Escuela flamenca; primera mitad del siglo XVII.
“Felipe II”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 22 x 17 cm; 38 x 32 cm (marco).
Retrato de Felipe II en orla de flores. El busto del monarca, que se presenta con el toisón de oro queda enmarcado por una profusa corona floral, compuesta de rosas, claveles y tulipanes como flores principales. Como esposo católico de la reina María I de Inglaterra, muchos de sus defensores en dicho país pusieron en su figura sus esperanzas para una definitiva conversión a dicha fe. Por lo que su retrato fue ampliamente reproducido y difundido entre los países católicos. El autor aúna los géneros del retrato y la naturaleza muerta, buscando una mayor suntuosidad y un sentido teatral, casi de trampantojo, muy del gusto de la pintura barroca. Cabe señalar que, en este tipo de composiciones, las flores no son simplemente un elemento secundario, o accesorio, sino que están trabajadas con el mismo cuidado, y con la misma calidad que la imagen religiosa. De hecho, en ocasiones evidencian incluso una mano más hábil, ya que a menudo estas obras eran fruto de la colaboración de un pintor de flores y otro especializado en la figura humana.
Estéticamente la obra se acerca a los modelos de Brughel o Andries Daniels, que fue un pintor especializado en el bodegón de flores, activo también en Amberes. Aparece registrado en el Gremio de San Lucas de esta ciudad en 1599 como discípulo de Pieter Brueghel el Joven, en cuyo taller debió copiar algunas obras de Pieter Brughel el Viejo. En 1602 obtiene el grado de maestro e ingresa en el gremio como pintor independiente.