Escuela inglesa; circa 1760,
"Retrato de dama".
Óleo sobre lienzo.
Marco del siglo XIX.
Medidas: 76 x 64 cm; 97 x 85 cm (marco).
Retrato femenino en el que el autor presenta a una dama de mediana edad, que luce un suntuoso traje con amplio escote. Las tersas calidades de la piel armonizan con el resto, no dejando resquicio por detallar con precisos toques pictóricos. El fondo oscuro realza la figura y la elegancia de su atuendo.La dama mira directamente al espectador esbozando una tenue sonrisa, pero sin perder una actitud regia y altiva . De forma coqueta su escote luce un arreglo floral en el centro. Esta actitud nos muestra el interés del artista por captar la personalidad de la retratada.
Como en el resto de Europa, en Inglaterra el retrato se convirtió en el siglo XVIII en el género protagonista por excelencia de la pintura ya que comenzó un creciente desarrollo en torno al mismo, como consecuencia de las nuevas estructuras sociales que se implantaron en el mundo occidental a lo largo de esta centuria, encarnando la expresión máxima de la transformación del gusto y la mentalidad de la nueva clientela, surgida entre la nobleza y la alta burguesía adinerada, que tomaría las riendas de la historia en este periodo. Mientras los círculos oficiales dieron preponderancia a otros géneros artísticos, como la pintura de historia, y el incipiente coleccionismo alentó la profusión de los cuadros de costumbres, el retrato acaparó la demanda de pintura destinada al ámbito más privado, como reflejo del valor de lo individual en la nueva sociedad. Este género encarna la presencia permanente de la imagen de sus protagonistas, para su disfrute reservado en la intimidad de un estudio, al calor cotidiano de un gabinete familiar o presidiendo los salones principales de la casa.