Escuela flamenca; segundo tercio del siglo XVII.
“Alegoría del invierno”.
Óleo sobre cobre.
Posee marco del siglo XVIII.
Medidas: 69 x 87 cm; 81 x 99 cm (marco).
El óleo presenta un paisaje rural, con unas humildes casas al fondo y varios árboles sin hojas hacia la zona izquierda, mientras que al otro lado se puede ver una laguna. El tono grisáceo general contrasta con los colores de las figuras de primer término. El anciano, recuerda en gran medida a san Jerónimo por su edad y vestimenta habitual en la representación iconográfica del mismo. Junto a él un querubín trata de azuzar un fuego. Esta “Alegoría del invierno” cuenta con una serie de detalles que la sitúan claramente dentro de la escuela francesa del Rococó del siglo XVII.
Los retratos alegóricos surgieron desde la edad media con la intención de exaltar las cualidades y las situaciones de la vida. Este tipo de retratos fueron utilizados para exaltar las cualidades de un personaje en concreto, como por ejemplo reyes, o personalidades reconocidas. De hecho, durante el neoclasicismo esta corriente volvió a estar en boga. En este caso en concreto no se trata de un personaje reconocido, sino que el pintor ha querido reflejar el concepto inicial del uso de la alegoría en el arte pictórico.