Maestro de Amberes; circa 1560.
“Judith con la cabeza Holofernes”.
Óleo sobre tabla de roble. Parcialmente engatillada.
Presenta restauraciones sobre la superficie pictórica.
Medidas: 97 x 79 cm; 114 x 96 cm (marco).
La obra presenta un fondo abierto al paisaje, dominado en el lado izquierdo por la presencia de una tienda, en cuyo interior se distingue el cuerpo yacente de Holofernes. En primer plano, Judith, monumental, sostiene una espada en su mano derecha mientras con la izquierda agarra el cabello de Holofernes, cuya cabeza introduce en un saco sostenido por su sirvienta. La calidad del dibujo, de gran destreza técnica, se aprecia en los pliegues de los vestidos, el detallismo de las joyas que cuelgan del cabello y la túnica de Judith, la precisión de la escena de batalla que se desarrolla en un plano más lejano, y en detalles casi anecdóticos como el cuenco sobre la mesa, ubicado en la parte derecha de la composición. Todos estos elementos reflejan la influencia de la escuela de Amberes, en particular de pintores como Jean Massys y Maerten de Vos entre 1560 y 1570. Ejemplos de esta influencia son varias obras de temática similar, como la del Museo de Bellas Artes de Boston atribuida a Jan Massys, donde los rostros de los protagonistas guardan un gran parecido con los de esta pintura. Además, ambas piezas comparten una sensualidad característica de Massys, quien encarnaba la tendencia del siglo XVI de representar a Judith como una seductora en lugar de una virtuosa conquistadora.
En esta obra se ilustra la historia de Judith, una joven judía por quien Holofernes, el general asirio que planeaba destruir la ciudad de Betulia, se sintió atraído. Según el Libro de Judith, ella entró en la tienda del militar y, aprovechando que este quedó inconsciente, lo decapitó con su propia espada y se llevó su cabeza.
Como se ha mencionado, la obra muestra una clara influencia de la escuela flamenca, donde la descripción realista es primordial. Sin embargo, destaca también la importancia del color en esta pieza, que enriquece la escena a través de detalles como el rostro pálido del fallecido Holofernes o la intensidad del manto rojo de Judith, un elemento que puede interpretarse simbólicamente.