Escuela italiana; último tercio del siglo XVII.
“Dolorosa”.
Óleo sobre cobre.
Posee importante marco italiano del siglo XVII en bronce dorado, plata y gemas. Se presenta en soporte de hierro del siglo XX.
Medidas: 22,5 x 16,5 cm; 46 x 28,5 cm (marco).
La calidad de la obra que nos ocupa nos permite relacionarla con la escuela Italiana, caracterizada por un gran dominio técnico, que logra equilibrar de forma armónica la corrección del dibujo y la calidad de los colores. El artista representa a María en su advocación como Dolorosa, sola ante un fondo neutro, dirigiendo su mirada hacia lo alto, implorando justicia. Formalmente destaca el modo contemporáneo en el tratamiento de la Virgen: joven, bella y de sutiles rasgos que son captados a través de pinceladas ligeras y matizadas. En el centro de su corazón, como es habitual en esta advocación, el puñal que en este caso destaca por su ligereza, queda clavado aunque la Virgen no muestra signos de dolor sino de resignación. Es necesario mencionar el marco de esta obra que destaca por un intrincado trabajo con apliques de plata y gemas sobre un fondo tallado y dorado.
La devoción a los dolores de la Virgen hunde sus raíces en la época medieval, y fue especialmente difundida por la orden servita, fundada en 1233. Son muchas y muy variadas las representaciones iconográficas que tienen como tema central a la Virgen María en su vertiente Dolorosa, siendo la primera de ellas en las que aparece junto al Niño Jesús, que duerme ajeno al futuro de sufrimiento que le aguarda. En estas obras suele estar presente la cruz, principal símbolo de la Pasión, abraza incluso por el Niño, mientras María lo observa con expresión patética. Otra vertiente es la que forma parte de la Piedad, similar a la anterior aunque su Hijo está aquí muerto, no dormido, plasmado ya adulto y tras su crucifixión. En las representaciones más antiguas de este tema el cuerpo de Cristo aparece desproporcionadamente pequeño, a modo de símbolo del recuerdo que la madre tiene de la infancia de su Hijo, cuando lo contemplaba dormido sobre su regazo. Finalmente también destaca en importancia la Virgen de los Dolores y la Soledad, donde aparece María sola, en ocasiones con el corazón atravesado por una o varias espadas. Siendo esta representación muy cercana al sentimiento popular, tras la iconografía de la Virgen de los Dolores se crea la de la Soledad: María, completamente sola, se ve acosada por el recuerdo de los principales momentos de su vida, afligida en soledad, sin su Hijo.