Taller de AMBROSIUS BOSSCHAERT (Amberes, 1573- 1621); siglo XVII
“Florero”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 68,5 x 66 cm; 105,5 x 88,5 cm (marco).
En esta obra el autor plasma un exuberante ramo de flores, dispuestas en varios niveles, casi como una guirnalda, asentada sobre el monumental jarrón de estilo clásico que centra la composición. Éste se dispone sobre una superficie plana, que podemos identificar con un pretil de piedra. El jarrón se sitúa en primer plano, con las flores abriéndose en torno a él, ocupando gran parte de la superficie del cuadro y componiendo un esquema equilibrado y asentado de carácter piramidal, aunque dinámico en lo tocante a las flores y a las líneas diagonales generales de la composición. Se trata por tanto de un dinamismo contenido, matizado por la estética clásica, propio del barroco. De hecho, las diagonales definidas por las flores se contrarrestan unas con otras, formando finalmente un ritmo pausado, tendente a la simetría, contenido al modo clásico. De este modo los puntos de luz –las flores-, quedan compensados y equilibrados en una imagen suntuosa pero a la vez serena. Alrededor del ramo de flores el fondo y el entorno quedan en penumbra. Las flores se erigen así como absolutas protagonistas de la imagen, y como tales están tratadas con los tonos suntuosos, brillantes y enormemente matizados propios del bodegón de flores flamenco del barroco. No obstante, dominan los tonos cálidos, los rojos, anaranjados y ocres. A nivel formal destaca asimismo la pincelada netamente flamenca pero ya evolucionada en el sentido dinámico del barroco, un toque de pincel apretado, preciso y muy controlado, mutable, que se adapta a la representación no sólo de las texturas diferentes, sino también de los sutiles cambios de luz.
Este estilo mencionado, sumado a ciertos detalles como por ejemplo las conchas situadas sobre la mesa, acercan esta obra al taller de Ambrosius Bosschaert pintor de bodegones y marchante de arte neerlandés nacido en Flandes. Se le reconoce como uno de los primeros pintores que crearon bodegones florales como género independiente y por fundar una dinastía de pintores dedicados a la pintura de flores. Nació en Amberes, donde comenzó su carrera, pero pasó la mayor parte de ella en Middelburg. A los veintiún años ingresó en la Cofradía de San Lucas de la ciudad, de la que llegó a ser decano. Inició una tradición de pintar detallados ramos de flores, que solían incluir tulipanes y rosas, e inspiró el género de la pintura holandesa de flores. Gracias al floreciente mercado del arte holandés del siglo XVII, alcanzó un gran éxito.