Escuela boloñesa; c. 1600.
“Magdalena penitente”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Anteriormente atribuido a LUDOVICO CARRACI (Bolonia, 1555- 1619).
Obra expuesta en: "Viaggio nell´Arte Emiliana- Romagnola. XV- XVIII secolo". Galleria San Marino.San Marino. 2014.
-Catalogado en el libro de A. Emiliani "Viaggio nell'Arte Emiliana- Romagnola. XV- XVIII secolo". Agenzia NFC, Rimini, 2014.
Medidas: 95 x 77 cm; 118 x 101 cm (marco).
En este lienzo se representa a María Magdalena monumental retratada como penitente en un primer plano en actitud pensativa y melancólica con una mano en su mejilla y la otra en el pecho. La boca entreabierta de la santa exalta el patetismo propio del barroco al inmortalizar una actitud doliente que no se desprende de la femineidad de la protagonista. La luz incide directamente en María Magdalena, cuya nacarada piel resplandece sobre el tenebroso paisaje. Junto a ella en la zona derecha un pequeño bodegón con la calavera y el crucifijo, completan la escena. estéticamente, cabe citar que la figura monumental y escultórica, realzada por un punto de vista alto, responde a la influencia italiana, en concreto a la escuela del norte de Italia. Por otro lado, la iluminación es teatral característica propia del barroco. La obras de estilo claroscurista, con un tono erótico reflejado en el pelo y los labios muy sensuales, al igual que la manera de pintar las carnaciones. La composición del busto exalta la figura en primer término con elegante rotundidad.
Esta pieza se enmarca dentro de la escuela boloñesa barroca, que toma sus referencias del clasicismo grecolatino y del renacimiento de principios del siglo XVI, especialmente del veneciano. Su estilo se basa en el estudio de la verdad natural, de la realidad como modelo, aunque de una forma más estética e idealizada que Caravaggio, en un sentido netamente clásico. Esta escuela será por tanto la base del barroco clasicista, y parte de la figura de los Carracci: Annibale, su hermano Agostino y su primo Ludovico, creadores de la Accademia degli Incamminati (1582), con la que trataron de renovar el arte del momento, predominantemente manierista, que ellos consideraban ya decadente. Annibale será el principal creador del nuevo estilo, mientras que Agostino será importante para la difusión de los modelos, como grabador, y Ludovico será el principal maestro de la academia. La pintura de los Carracci, como hemos mencionado, supondrá lo mismo que el naturalismo de Caravaggio en un principio: una contraposición a las tendencias dominantes. Reacciona contra el manierismo, ya muy repetitivo, que ven como artificioso en extremo. Por el contrario, los Carracci quieren precisamente representar la realidad, lo natural, que era precisamente lo que se había perdido en el manierismo. Los protagonistas del barroco clasicista, y por tanto de la escuela boloñesa, lo harán de dos formas: por un lado, mirando a la naturaleza y pintando las cosas tal y como son, y por otro admirando a los grandes maestros, especialmente a Correggio y los venecianos del XVI. De Tiziano tomarán la pincelada suelta y los temas, de Veronés el lujo, la brillantez y la teatralidad del gesto (especialmente patentes en composiciones como la que aquí presentamos), y de Tintoretto el claroscuro y cierta artificialidad en las posturas. También definirá su estilo el clasicismo de Rafael y Miguel Ángel, que Annibale Carracci conoce durante su estancia en Roma. Admiraron el dibujo de Miguel Ángel, y el equilibrio y las proporciones de Rafael, el color de Tiziano, la gracia de Correggio… Injustamente llamados eclécticos, los maestros del barroco clasicista boloñés no copian, sino que crean un nuevo estilo inspirándose en lo que ellos consideraban mejor del pasado clásico.