Escuela española o italiana; siglo XVIII.
“Santa Catalina de Siena”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta faltas en la superficie pictórica y daños provocados por xilófagos.
Medidas: 198 x 129 cm.
En este lienzo se representan los desposorios místicos de santa Catalina, narrados por Santiago de la Vorágine en su “Leyenda Dorada”. La leyenda cuenta que santa Catalina era de estirpe real, hija de una reina siciliana y de un príncipe samaritano, y que a sus dieciocho años seguía sin desposar porque se consideraba tan bella e inteligente que ningún hombre mortal la merecía. El ermitaño Ananías la interpeló proponiéndole un esposo superior a todos los hombres de la Tierra, pero la joven exigió verlo ante de desposarlo. El ermitaño le indicó entonces que se encerrara de noche en su aposento, encendiera las antorchas como para recibir a un gran invitado, y pronunciara en voz alta la invocación: “Señora, Madre de Dios, mostraos graciosa conmigo permitiéndome ver a vuestro Divino Hijo”. Así, lo hizo ella, y se le apareció la Virgen con el Niño, quien le ofreció a Jesús en matrimonio. El Niño, sin embargo, se negó a tomarla como esposa por no ser suficientemente bella. Ella interpretó el sueño como una acusación de falta de fe, y se retiró al desierto para aprender los preceptos cristianos con el ermitaño, haciéndose bautizar. En un nuevo sueño el Niño aceptó su belleza, la belleza de su alma, convirtiéndose Catalina en la esposa celeste de Cristo, matrimonio que se confirma al colocar Jesús un anillo en su dedo.
La obra se desarrolla en un interior con la Virgen y el Niño elevados, respecto a la santa, indicando así su potestad divina. El autor parte de una composición clásica que permite el orden y la calidad a pesar de la gran cantidad de personajes que se encuentran retratados en la imagen.