Escuela italiana; siglo XVII.
“Natividad”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 48,5 x 34 cm; 58,5 x 39 cm (marco).
La pintura muestra un interior iluminado de una manera teatral se representa el momento de la Natividad. El blanco del manto que envuelve a la figura del Niño, se convierte en el único punto de luz de la escena, al que se suma levemente el tratamiento de la piel del rostro de María, quien, a diferencia de los demás personajes, presenta una mayor claridad. Situados en el centro de la escena, la obra se completa con la presencia de José, situado como habitualmente en estas representarías, detrás de la Virgen y el Niño, mientras que en el lado opuesto un conjunto de pastores se acerca a adorar al Rey de los Judíos.
Ante la falta de detalles relativos al Nacimiento de la Virgen en la Biblia, el arte ha recurrido a los Evangelios Apócrifos para inspirarse. El Protoevangelio de Santiago aporta los nombres de sus padres (Joaquín y Ana), y cuenta que ella, estéril, se retiró a ayunar al desierto durante 40 días, y se le aparece un ángel, que a continuación comunica la noticia a su marido. Relatos similares aportan otros textos: Evangelio de la Natividad de María, Evangelio Armenio de la Infancia, etc.
Es preciso destacar que, para evitar que el tema se pueda confundir con otro nacimiento (como el de San Juan Bautista), esta escena solía aparecer formando parte de un ciclo en la mayoría de los casos, acompañada por otros temas que aclararan sin dejar a dudas la identidad del protagonista de la obra. Si bien este uso teatral de la luz pudiera asociarse con la corriente tenebrista barroca italiana, la influencia de ésta queda descartada al apreciar otra serie de elementos que muestran la relación de la pintura con el barroco clasicista italiano de los Carracci. El colorido, vivo, no presenta contrastes violentos de zonas iluminadas con otras en oscuridad, dentro del naturalismo de las figuras también resulta clara la idealización de las mismas, la corporeidad de las figuras y su anatomía clasicista, la atención a los gestos que crean un diálogo y dirigen la mirada del espectador por la obra, las composiciones con diagonales en las que prima sin embargo la horizontalidad, etc.