Atribuido a FRANS FRANCKEN II (Amberes, 1581 – 1642).
“Adoración de los Reyes”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 17 x 13,5 cm., 31 x 28 cm. (marco).
El más fructífero de la familia Francken, Frans II, o el Joven, aprendió con su padre, Frans Francken el Viejo, cuyo estilo cultivó en un primer momento. En 1605 ingresó en el Gremio de Pintores de San Lucas de Amberes, iniciando así una carrera que llegaría hasta 1640, en la que se especializó en la pintura de gabinete. Su aportación en este género fue de gran importancia, influyendo en artistas como Teniers. Su estilo parte del de Jan Brueghel de Velours, aunque también denota fuertes influencias de su padre y su tío, Hieronimus Francken. En sus primeras obras se aprecian deudas con el manierismo y la pintura del siglo XVI, tanto en la estructura de las composiciones como en el ritmo y la expresión de sus figuras. Incluyen, asimismo, referencias evidentes a la obra de artistas italianos como Rafael, Veronés o Zuccaro. Del mismo modo, se ha demostrado la utilización de estampas de Durero y Lucas de Leyden para algunas de sus figuras.
La amplia producción de Frans Francken el Joven puede dividirse en cuatro etapas. Sus obras de juventud denotan su inicial vinculación con los temas y estilos propios del siglo XVI, con puntos de vista altos y una clara falta de cohesión espacial. Asimismo, utiliza colores locales, especialmente marrones, azules y verdes. Características son sus figuras de grandes ojos negros, logrados a través de toques de negro carbón, que se prolongarán durante toda su carrera. En una segunda etapa, a partir de 1610, su paleta se irá haciendo más clara, a la vez que empieza a ser claramente reconocible por sus temas e interpretaciones. Es el momento de la inclusión de figuras, especialmente mujeres estereotipadas que se repetirán a lo largo de su obra. En un tercer periodo, desde 1620, empiezan a aparecer sus típicas figuras masculinas tocadas con turbante o gorro frigio, mientras que sus composiciones denotan un carácter profundamente ecléctico. La luminosidad general alcanza ahora su cenit, determinando el esquema cromático de la obra y siguiendo en parte la armonización general típica de la escuela flamenca. En la última fase de su producción, a partir de 1630, Francken evoluciona hacia composiciones donde el color local deja paso a tonalidades generales, frecuentemente marrones, siguiendo tanto el estilo de Rubens como el de la escuela holandesa contemporánea. Además de pintura de gabinete, Francken plasmó temas mitológicos y bíblicos, algunas obras de altar y, en colaboración con otros artistas, pintó las figuras en paisajes o escenas de interior de Tobias Verhaecht, Joost de Momper II, Pieter Neefs o Paul Vredeman de Vries, entre otros.