Círculo de LUCA GIORDANO (Nápoles, 1634 – 1705).
“El encuentro entre San Carlos Borromeo y San Felipe Neri”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta etiqueta de la junta al dorso.
Medidas: 83 x 121 cm; 97 x 136 cm (marco).
En esta pintura, dotada de una rica carga narrativa y conformada por personajes de cuerpos escultóricos y expresivos, se aprecia la estela de Luca Giordano. El manejo de gamas luminosas pero tamizadas que drapean túnicas y mantos, así como la contundencia de las figuras, responden a los cánones de la escuela napolitana de Giordano. La escena representa el encuentro entre San Carlos Borromeo y San Felipe Neri. En la escena principal de esta obra se retrata a San Carlos Borromeo, vestido con atuendo de cardenal y señalando con su mano a un joven de espaldas al espectador que porta una ofrenda. Su apariencia, basada en retratos de la época, incluye una nariz aguileña, una frente prominente y una tez pálida. Por otro lado, San Felipe, representado como un anciano, lleva puesta una sotana. Junto a ellos se desarrolla un paisaje de gran suntuosidad conformado por una vaporosa y empolvada pincelada.
Pintor y grabador, conocido en España como Lucas Jordán, Giordano gozó de gran popularidad en vida, tanto en su Italia natal como en nuestro país. No obstante, tras su muerte a menudo se le reprochó a su obra la rapidez de ejecución, opuesta a la estética grecolatina. Se cree que se formó en el entorno de Ribera, cuyo estilo siguió en un primer momento. Sin embargo, pronto viajará a Roma y Venecia, donde estudió a Veronés, cuya influencia se percibe desde entonces en su obra. Este viaje fue clave para la maduración de su estilo, así como también las influencias de otros artistas como Mattia Preti, Rubens, Bernini y, sobre todo, Pietro da Cortona. A finales de la década de 1670 Giordano comenzó sus grandes decoraciones murales (Montecassino y San Gregorio Armeno en Nápoles), a las que siguieron desde 1682 otros proyectos, entre los que destacan las pinturas murales de la galería y la biblioteca del Palacio Médici Ricardi de Florencia. En 1692 fue llamado a Madrid para realizar obras murales en el monasterio de El Escorial, y allí trabajará entre 1692 y 1694. Seguidamente realizará también las pinturas del despacho y el dormitorio de Carlos II en el Palacio Real de Aranjuez, y después de éstas acometió las del Casón del Buen Retiro (h. 1697), la sacristía de la catedral de Toledo (1698), la real capilla del Alcázar y San Antonio de los Portugueses (1699). No obstante, los encargos reales cesaron con la llegada de Felipe V en 1701 y el inicio de la Guerra de Sucesión, por lo que Giordano regresará a Nápoles en 1702, si bien desde allí continuará enviando pinturas a España. Actualmente se conservan obras de Giordano en las más destacadas pinacotecas de todo el mundo, entre ellas el Museo del Prado, el Hermitage en San Petersburgo, el Louvre en París, el Kunsthistorisches de Viena, el Metropolitan de Nueva York y la National Gallery de Londres.