Escuela novohispana; finales del siglo XVIII.
“San José con el Niño”.
Óleo sobre hojalata”.
Posee marco del siglo XIX.
Medidas: 25 x 16,5 cm; 58 x 49 cm (marco).
Imagen devocional que nos presenta a san José de medio cuerpo, sosteniendo la vara florida que es su principal símbolo iconográfico, con el Niño Jesús apoyado sobre su regazo. Ambas figuras aparecen en primer término, ante un fondo de carácter neutro que aporta un mayor protagonismo a las figuras. Hasta la Contrarreforma, lo más común era que la figura de san José permaneciera en un segundo plano, dado que no se le otorgaba ninguna importancia teológica. Sin embargo, a partir de Trento se recuperará su papel protagonista como protector de Jesús durante su infancia, como guía durante sus años de juventud, y como tal se representa aquí. Frente a la ternura, indefensión y candidez de la figura infantil, San José se presenta como un personaje monumental, típicamente barroco, impresión que queda reforzada por la composición piramidal. Mediante esta forma de representación, el autor realza visualmente el papel decisivo como protector del padre putativo de Jesús.
Cabe citar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos estéticos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares, sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a representar un nuevo modelo de pintura con una identidad propia.