Escuela flamenca de la segunda mitad del siglo XVII.
"El retorno del hijo pródigo".
Óleo sobre cobre.
Medidas: 59 x 77,5 cm.; 78 x 95,5 cm. (marco).
La escena mostrada representa el momento en que el hijo pródigo regresa a casa después de haber malgastado su fortuna en una vida disoluta. La figura central del cuadro es el hijo pródigo, rodeado de mujeres con sombreros de ala ancha adornados con plumas que lo agasajan. El paño rojo que se arrastra por el suelo simboliza la vida pecaminosa que llevó, y la jarra de vino sobre la mesa simboliza los excesos del pasado. Los tonos cálidos y vibrantes de los ropajes contrastan con los colores más pálidos del recinto, estructurado con gruesas columnas en torno a las cuales se distribuyen la figuras. Detrás de una de ellas, en una esquina, vemos al hermano mayor que observa la escena desde las sombras. Él se siente dolido porque su padre ha recibido al hijo malo con una gran celebración y a él nunca le agradeció que fuera un buen hijo. Las luces contrastadas realzan los brillos de los objetos y la indumentaria. La composición es dinámica gracias al diálogo gestual entre las figuras. La pintura se adscribe a la tradición barroca de escuela flamenca. La parábola del hijo pródigo, junto con la de la oveja perdida y la de la moneda perdida, conforma una trilogía que recibe la denominación tradicional de parábolas de la misericordia.