Escuela española del siglo XVII. Seguidor de PETER PAUL RUBENS (Siegen, Alemania, 1577 – Amberes, Bélgica, 1640).
“La conversión de San Pablo”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 176 x 225 cm; 195 x 243 cm (marco).
En esta obra el pintor construye una amplia y expresiva escenografía para presentar el tema de la conversión de san Pablo. Sigue los patrones compositivos de un grabado del mismo tema realizado por Pieter Paul Rubens. En esta obra vemos la representación tradicional de la conversión de San Pablo, con el caballo encabritado, en una magnífica representación a la vez escenográfica y naturalista. En el ángulo superior central al, aparece Cristo surgiendo entre las nubes, rodeado por una luz dorada que desdibuja sus facciones. Además cabe destacar que justo encima del rostro de San Pablo se puede leer en latín la inscripción: Domine quid me vis faes latin Señor, ¿qué quieres que haga?.
San Pablo era un judío helenizado de la Diáspora, nacido en Tarso. Era por lo tanto judío por su origen étnico, griego por su cultura y romano por su nacionalidad. Recibió el nombre de Saulo, que cambió por Pablo tras su conversión. Nacido a principios del siglo I, estudió en Jerusalén con el rabino Gamaliel, quien se habría destacado por su odio hacia los cristianos. Un día, cuando hacia el año 35 iba desde Jerusalén a Damasco, fue deslumbrado por un rayo, cayendo de su caballo. Entonces escuchó la voz de Jesús que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. A raíz de esta experiencia el santo pasó bruscamente de perseguidor a celador del cristianismo. Tras curar la ceguera a un cristiano de Damasco inició su vida de misionero, hasta llegar a Jerusalén donde entró en contacto con Pedro y los demás apóstoles. En la Edad Media numerosas corporaciones fueron puestas bajo su patronazgo, debido a distintos aspectos de su iconografía, vida y milagros. No obstante, san Pablo no fue nunca un santo popular, lo que prueba la relativa pobreza de su iconografía. De hecho, el papel que ocupa en el arte no guarda proporción con su importancia en la difusión del cristianismo. En el arte cristiano primitivo sólo tiene como atributos un libro o un rollo, y en el siglo XIII aparece su emblema, la espada que fue instrumento de su martirio.