Escuela española siglo XVII."Retrato de Doña Blanca de Coloma hija de Juan Francisco de Coloma, Sr. de Elda y de Doña Catalina de Cardona, nieta de Don Alonso de Cardona, Almirante de Aragón".Óleo sobre lienzo.Presenta repintes.Medidas: 125 x 90 cm., 131 x 97 cm. (marco).
Vemos en este lienzo el retrato de una dama de la nobleza española, identificada por el escudo de armas y la cartela, que se sitúan en la zona inferior. Viste un rico vestido de, cuyos matices atornasolados recrea el pintor con pinceladas ágiles y empastadas. En el cabello porta unas ricas joyas indicando el poder adquisitivo de la joven.
La España del siglo XVII, y especialmente el segundo tercio de la centuria, fue uno de los lugares y momentos en los que se produjo una reflexión más importante sobre las fronteras y significados del retrato. Francisco Pacheco, en su tratado artístico (1649), defiende los valores creativos del retrato, que considera un género que no sólo requiere capacidad imitativa, sino también dotes de invención. Para dar solidez a sus argumentaciones con ejemplos históricos menciona a Apeles, el pintor más famoso de la Antigüedad, que se dedicó preferentemente a representar a Alejandro Magno. No obstante, quien contribuirá de forma más eficaz a elevar la dignidad del género del retrato será Velázquez, quien lo consiguió no sólo gracias a la calidad de sus obras, sino también a través de alguna pintura en la que reflexiona explícitamente sobre el tema, e incluso por medio de su propia actitud vital. Velázquez fue adquiriendo una clara conciencia de su condición de retratista, y también de la importancia de la misma, al margen de que ocasionalmente se internara en otros géneros. Así lo sugiere el hecho de que en su segundo viaje a Italia (1648-51), en lugar de tratar de medirse con los grandes pintores que trabajaban en Roma haciendo monumentales cuadros de historia (como había hecho en su primer viaje), únicamente realizó retratos, como el del pontífice Inocencio X.