y volver al lote.
28 Oct 2024 14:49
Escuela DE LUIS MORALES “El Divino” (Badajoz, 1509 - Alcántara, 1586).
“Piedad”
Óleo sobre tabla.
Repintes y restauraciones. Presenta etiqueta del Servicio de Protección de Patrimonio Artístico.
Medidas: 38 x 29 cm; 65 x 54 cm (marco).
Esta obra nos muestra el tema de la Piedad. En ella podemos observar a la Virgen que apoya la cabeza sobre su hijo, mientras le sostiene por detrás. El uso de las tonalidades frías y apagadas sumado al tipo de composición, situando en último plano la Cruz, después a la virgen y finalmente, en primer plano, la figura de Cristo Muerto. Da lugar a establecer que se trata de un obra propia del taller de Luis Morales el Divino, ya que esta replica algunas de las Piedades que realizo el pintor. Ejemplo de ello es la obra realizada en 1560 y que se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional.
Morales desarrolló una activa carrera artística que le obligó a viajar con frecuencia para concertar encargos, llevarlos a cabo o controlar su realización. Al alcanzar gran fama, Morales estableció un taller como base para poder realizar todos los encargos. Su técnica era muy apreciada por la creación de composiciones muy estudiadas, aportando un estilo muy personal y novedoso. Fue alabado por el tratadista Palomino quien le apodo como el Divino, Explicando que le denominaba así el Divino, porque todo lo que pintó fueron cosas sagradas, como porque hizo cabezas de Cristo con tan gran primor, y sutileza en los cabellos, que al más curioso en el arte ocasiona a querer soplarlos para que se muevan, porque parece que tienen la misma sutileza que los naturales.