y volver al lote.
01 Oct 2024 15:45
Escuela caravaggista, posiblemente FILIPPO VITALE (Nápoles, c. 1585-Nápoles, 1650); Italia, siglo XVII.
“Cena en casa de Emaús”.
Óleo sobre lienzo.
Conserva lienzo original.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica y parches en la trasera.
Posee marco del siglo XVII adaptado.
Procedencia: Colección privada Nápoles, Colección privada Roma y Colección Granados.
Medidas: 99,5 x 125 cm; 112,5 x 136,5 cm (marco).
Antiguamente esta obra había sido atribuida al Maestro dell'Emmaus di Pau, aunque la técnica y el estilo la acercan más al círculo del artista Filippo Vitale (Nápoles, 1585 - 1650), pintor barroco italiano conocido por ser uno de los primeros pintores napolitanos en unirse a la corriente del caravaggismo. Vitale se formó en el taller de Carlo Sellitto, cuyo estilo influyo ampliamente en su pintura. Introducido más tarde en el círculo de Ribera, se mantuvo fiel a lo largo de toda su carrera a un caravaggismo realista que, sin embargo, se suavizó con el tiempo hacia un cierto clasicismo. Desde 2008, la crítica ha abierto un debate sobre la identificación de Filippo Vitale con el artista anónimo identificado como el Maestro de la Cena de Emaús debido a las similitudes estilísticas encontradas entre el tema que da nombre al pintor y la Partida de Jacob de Vitale.
En esta pintura se representa una escena narrada en el Evangelio de Lucas (24:13-35), en la cual Cristo resucitado se aparece a dos discípulos suyos en el camino a la aldea de Emaús. Éstos no le reconocen hasta que, durante la cena, Cristo parte el pan, en una referencia directa a la Eucaristía. Tanto el encuentro en el camino como el episodio de la cena han sido muy representados en la pintura, aunque es más frecuente la segunda escena, aquí representada. Desde el renacimiento, se prefiere representar a Jesús comiendo con los discípulos, y con frecuencia se mostrará el momento del reconocimiento. En el siglo XVI encontramos importantes ejemplos de la representación de este tema, como la pintura de Tiziano de 1535, actualmente conservada en el Louvre. Aquí, sin embargo, la inspiración formal y compositiva no procede de Italia sino del renacimiento flamenco. Así, la escena queda claramente acotada al primer término, con la mesa trabajada en escorzo y ocupada por diversos objetos y alimentos, trabajados con minuciosidad y atención a los detalles. El fondo queda cerrado por una densa oscuridad que ayuda a focalizar la vista sobre los monumentales protagonistas entre los que destaca la representación del Cristo, no solo por su centralidad en la composición sino también por ser el único personaje que ha sido retratado de frente al espectador.