y volver al lote.
01 Oct 2024 17:27
Atribuido a GABRIEL DE LA CORTE (Madrid, 1648 – 1694).
“Alegoría del tiempo con orla de flores”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Obra reproducida en Peter Cherry., “El bodegón español en el siglo de Oro. Ed. Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico. 1999.p. 46.
Medidas: 32 x 40 cm; 40,5 x 52 cm (marco).
Vemos en este lienzo una composición típica del periodo barroco heredera de los países bajos. Se trata de un esquema que combina una guirnalda con una representación alegórica de tipo devocional en el interior. El autor aúna los géneros de la pintura buscando una mayor suntuosidad y un sentido teatral, casi de trampantojo, muy del gusto de la pintura barroca. Cabe señalar que, en este tipo de composiciones, las flores no son simplemente un elemento secundario, o accesorio, sino que están trabajadas con el mismo cuidado, y con la misma calidad que la imagen entral. De hecho, en ocasiones evidencian incluso una mano más hábil, ya que a menudo estas obras eran fruto de la colaboración de un pintor de flores y otro especializado en la figura humana. En esta obra en concreto se puede apreciar una gran maestría, tanto en la composición floral, como en la escena recogida en su interior. Una imagen en la cual se glorifica la eucaristía
La estética de la obra se asemeja a los patrones estilísticos del pintor barroco Gabriel de la Corte, especializado en la realización de floreros, fue hijo del también pintor madrileño Lucas de la Corte, si bien su paternidad ha sido motivo de debate entre importantes tratadistas como Antonio Palomino o Cean Bermúdez. En vida, el éxito de De la Corte fue escaso, lo que le llevó a malvivir realizando trabajos pictóricos a bajo precio e incluso a completar las obras de otros artistas mediante la inserción de flores en sus obras. La obra que se presenta sigue, por lo tanto, las características básicas de Gabriel de La Corte, presentando una pareja de cuadros de flores dispuestos en jarrones, originando una composición recargada en la que prima la libertad de la factura y el espontáneo y vigoroso toque de pincel cargado de materia. El estilo de De la Corte se ve influenciado por los de Arellano y anticipa a los bodegones de flores que, posteriormente, se verán atestados de complicadas composiciones sobre cartelas tremendamente elaboradas. De esta manera, nos encontramos frente a dos obras maduras de De la Corte, en la que los jarrones se ven llenos de densos y variados ramos de flores de alegre colorido, efectuados a partir de densas pinceladas. De marcada verticalidad, se trata de imaginativas composiciones con las que se preludia la llegada del rococó, en las que se rompe con la simetría y se tiende al horror vacui. En ellas, las flores aparecen todavía plenas, voluminosas, en todo su esplendor, como será propio del barroco (en el rococó, en cambio, las flores se preferirán a medio abrir, no tan plenas). Sin embargo, los jarrones se sitúan en el centro estricto del cuadro, contenidas en trabajados jarrones, sobre pedestales acabados en rocalla y ante un fondo oscuro sobre el que se recortan las flores, vivamente iluminadas. Sin embargo, la disposición de las flores ha perdido ya el estricto rigor y la austeridad del barroco naturalista. Lumínicamente, destaca el hecho de que el De la Corte haya concentrado las flores de colores claros en un mismo punto, convirtiendo así las luminosas flores en alicientes cromáticos que resaltan en la composición y llaman la atención el espectador. Destaca notablemente su intuitiva técnica, basada en la realización de obras pintadas sobre mojado, a través de las cuales el artista pretende -y consigue- transmitir la impresión de una amplia gama de tonalidades. Algunas importantes obras de De la Corte se conservan el Museo del Prado, entre otras importantes instituciones.