Escuela española del siglo XVIII.
"San Francisco de Asís".
Óleo sobre lienzo adherido a tabla.
Marco del siglo XVIII con algunas faltas.
Medidas: 72 x 54 cm.; 83 x 64 cm. (marco).
En esta representación en formato oval de San Francisco de Asís, el autor sigue de cerca los postulados tardo-barrocos en el manejo lumínico, contrastado y expresivo. El santo, de medio cuerpo, dirige su mirada al crucifijo, al que dedica sus oraciones. Otros atributos que lo identifican son la tonsura monacal, el hábito, el ramillete con azucenas (símbolo de pureza que también identifica a san José) y los Evangelios posados sobre la mesa junto a una vela que flamea.
San Francisco (Asís, Italia, 1182 – 1226) era hijo de un rico comerciante italiano. Bautizado como Juan, pronto fue conocido como “Francesco” (el pequeño francés), porque su madre provenía de dicho país. Su juventud fue alegre y despreocupada hasta los veinticinco años, momento en que cambia totalmente y empieza a dedicarse al servicio de Dios practicando el ideal evangélico: pureza, desprendimiento y alegría en la paz. Francesco renuncia a la gran herencia recibida de sus padres y decide vivir pobremente, dando ejemplo de auténtico cristiano. Pronto contó con varios jóvenes discípulos, llamados por el santo “orden de los Hermanos menores”. En 1210, el papa Inocencio III les concede la fundación de la nueva orden, además de animarles en sus tareas evangélicas. Durante un retiro en el monte se le apareció Cristo, y cuenta la leyenda que de sus llagas salieron rayos que causaron a Francisco varios estigmas. Fue un personaje de leyenda en vida, considerado una reliquia viviente.