Escuela italiana; siglo XVII.
“La cabeza de san juan bautista”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 56 x 75 cm; 67 x 87 cm (marco).
En este lienzo el autor aborda un tema de gran dramatismo, muy acorde con la sensibilidad popular de la época barroca, fuertemente influenciada por la Contrarreforma, que exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. Así, vemos la cabeza decapitada del Bautista, depositada sobre la bandeja dorada en que le fue entregada a Salomé, una licencia que toma el artista, ya que en el texto bíblico la cabeza del Batista es servida en bandeja de plata. En la presente imagen no hay elementos narrativos que cuenten la historia; se trata de una composición devocional, estática, donde sólo vemos la cabeza cortada, apoyada sobre su propia sangre, sobre la bandeja depositada en una mesa vestida con una rica tela roja. El espacio es indefinido y cerrado, con un fondo oscuro trabajado en tonos neutros sobre los que destaca la cabeza del santo, fuertemente iluminada por una luz de herencia tenebrista, dirigida y contrastada, que deja en penumbra las zonas secundarias de la composición, centrando la atención del espectador en el rostro muerto del santo. El único atributo que acompaña al protagonista es su cruz con la filacteria, elemento característico de la iconografía del santo, aunque esta escena queda dominada por la sobra ya que el autor central su atención en el rostro de san Juan, que ya muestra los signos de la muerte, al ser retratado con los parpados caídos y la piel amarillenta.
Juan el Bautista fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas, tras una estratagema operada por Herodías.