Escuela sevillana; Finales del siglo XVII.
“Virgen con el Niño”.
Óleo sobre tabla.
Posee marco de principios del siglo XX.
Medidas: 45 x 35 cm; 84,5 x 66 cm (marco).
Siguiendo modelos murillescos, el pintor muestra a una María de rasgos cándidos y un Niño ataviado con el paño de pureza. Ambas figuras refulgen con luz interior pero que imprime un juego naturalista más que sobrenatural. Evitando los excesos del tenebrismo, la figura monumental de la Virgen es modelada por una luz uniforme y clara, impregnada de medias sombras. Las carnaciones nacaradas de los rostros armonizan con el bermellón de la túnica mariana y el intenso blanco que arrebuja al pequeño cuerpo de Jesús.
La iconografía de la Virgen del Rosario se halla directamente relacionada con la figura de santo Domingo. La tradición, surgida a partir del siglo XV, cuenta que la madre de Dios en persona enseñó al santo a rezar el rosario en el año 1208, diciéndole que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe. Apareciéndose en la capilla en la que el santo rezaba, sosteniendo un rosario en su mano, le enseñó a recitarlo prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias. Santo Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente lo predicó, y con gran éxito, logrando que muchos albingenses volvieran a la fe católica.