ANTONIO SAURA (Huesca, 1930 – Cuenca, 1998).
“OTAN NO”.
Serigrafía sobre papel.
Medidas: 113 x 76 cm.
De formación autodidacta, Antonio Saura empieza a pintar y escribir en Madrid, en 1947. Tres años después celebra su primera exposición individual en la librería Libros de Zaragoza, mostrando series de obras de carácter experimental (“Constelaciones” y “Rayogramas”), realizadas durante la larga enfermedad que lo mantuvo inmovilizado desde 1943, por un periodo de cinco años. En 1952 realiza su primera muestra en Madrid, en la librería Buchholz, donde expone sus obras de juventud, oníricas y surrealistas. Este mismo año visita por primera vez París, instalándose en la ciudad. Allí su obra recibió la influencia de artistas como Miró o Man Ray, y se dedica a la realización de pinturas en tela y papel de carácter orgánico, utilizando diversas técnicas. La ruptura con el grupo surrealista le permite abrirse a otras vías de creación, donde comienza a mostrarse la evolución que va sufriendo su obra, que avanza hacia una pintura instantánea de trazos gestuales y paleta reducida de carácter selectivo, donde el informalismo juega al despiste entre sugerentes expresiones de línea y color. En París debutará en 1957, en la galería Stadler, el mismo año en que funda el grupo El Paso. Al año siguiente participa en la Bienal de Venecia en compañía de Chillida y Tàpies, y en 1960 recibe el Premio Guggenheim en Nueva York. En 1963 se le dedican las primeras retrospectivas, en el Stedelijk Museum de Eindhoven, el Rotterdamsche Kunstring y en los museos de Buenos Aires y Río de Janeiro (obras sobre papel). Durante su carrera se repetirán las exposiciones retrospectivas de Saura, tanto en España como en Europa y América. En 1966 expone en el Institute of Contemporary Arts de Londres, y participa en la Bienal de Grabado “Bianco e Nero” de Lugano, obteniendo el Gran Premio. Al año siguiente se afinca en París, aunque trabaja y pasa todos los veranos en Cuenca, pilar fundamental de su producción desde sus primeros años. A partir de 1968 abandona la pintura al óleo para dedicarse en exclusiva a la obra sobre papel. En 1979 obtiene un premio en la Primera Bienal de grabado de Heidelberg, en 1981 es nombrado Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras en Francia, y al año siguiente obtiene la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Ha realizado exposiciones en por todo el mundo, y está representado en los museos de arte contemporáneo más importantes a nivel nacional e internacional.