Autómata francés, ca. 1925-1930.
Con marca “Les Jouets & Automates Français”, sucesor de Auguste Triboulet (1865-1920).
Cara biscuit. Ojos de cristal. Personaje con lámpara a su lado.
Ropajes originales.
Cuenta con un motor moderno, por lo que no es necesario darle cuerda.
Presenta marcas de uso y desgaste.
Precisa repaso ya que una de las gomas que forman parte del funcionamiento ha cedido con el paso del tiempo.
Medidas: 58 x 23 x 28 cm (figura); 85 x 60 x 36 cm (total).
Los muñecos autómatas son figuras mecánicas que imitan la vida de la época, a veces en tono de parodia. Tienen complejos movimientos que les permiten hacer distintas cosas una vez se les da cuerda, como bailar, tocar instrumentos musicales o incluso fumar. No se trataba de juguetes destinados a los niños, sino que eran piezas de colección atesoradas por un público adulto. Su movimiento se conseguía gracias aun mecanismo de cuerda que movía las cabezas, manos y piernas ocultos entre los vestidos, y conectados con un dispositivo musical de uno o varios cilindros. Frente a lo sofisticado de los rostros y manos de los autómatas (realizados por empresas especializadas en el material biscuit, siendo Jumeau la que realizaba las cabezas de mayor calidad, aunque también trabajaron para los fabricantes de automatismos otras marcas francesas y alemanas, como Simon & Halbig), los cuerpos ocultos por los vestidos eran toscos. Como curiosidad cabe mencionar que generalmente los vestidos eran realizados por familiares de los propios dueños de las empresas (como el caso de Marie Thérèse Burger, esposa de Gustave Vichy, que se encargaba en muchos casos de confeccionar ella misma el vestuario).
El que ahora licitamos representa a un artesano ataviado a la moda de la época, con boina y delantal de faena. Al sonriente trabajador no le falta detalle: los zapatos perfectamente lustrados, la camisa encorbatada y la larga bata de mangas abombadas y puños cerrados aportan veracidad a su figura. Junto a él se presenta una estructura prismática que se ilumina. Todo el conjunto se eleva sobre una caja de madera que esconde el motor.
El artesano Triboulet trabajó como capataz en el taller de Gustave Vichy, relojero de profesión que con el paso de los años se convirtió en uno de los mayores fabricantes franceses de autómatas. Cuando Vichy murió en el año 1904, su viuda entregó la empresa a Triboulet.