Pareja de mosaicos; Italia, finales del siglo XIX.
Opus Tessellatum.
Medidas: 64,5 x 49,5 cm; 71,5 x 56,5 cm (marco).
Conjunto formado por dos mosaicos protagonizados por animales. El tipo de composición en ambos casos, indica que en origen formaban parte de una composición de mayores dimensiones. Las características de las piezas como por ejemplo la gama cromática de tonalidades brillantes, muestran cierta influencia del estilo de mosaico de Ravena, aunque de época posterior en este caso.
El arte del mosaico llega a Roma desde Grecia, y pronto constituirá toda una industria, alcanzándose cotas de calidad nunca vistas hasta entonces. Llegó a extenderse de tal forma que será la decoración principal de cualquier villa o casa romana. En Roma los mosaicos se construían a partir de pequeñas piezas llamadas teselas (de ahí el nombre de “opus tessellatum”), piezas de forma cúbica de rocas calcáreas, vidrio o cerámica, de distintos tamaños. Estas teselas se disponían sobre la superficie a decorar como un rompecabezas, distribuyendo el color y la forma según el diseño, y se fijaban con cemento. La importancia de la fabricación del mosaico queda demostrada por hechos como las facilidades que otorgó Constantino a los mosaistas en el 330 al trasladar la capital de Bizancio, favoreciendo el éxodo de maestros griegos y romanos a la nueva capital, sentando así las bases del famoso mosaico bizantino.