Importante juego de backgammon, Francia, ca. 1700.
Caja de madera de palisandro, con marquetería interior en madera ebonizada y hueso.
Con 30 fichas (15 blancas, 15 negras) y dos cubiletes de piel.
Asa frontal y cierres laterales en metal dorado.
Presentan marcas de uso y desgaste.
Medidas: 17 x 53 x 44 cm. (abierto); 8,5 x 88 x 53 cm. (cerrado).
Juego de backgammon de periodo barroco y notable calidad en los materiales usados y las técnicas empleadas en su decoración. La caja de palisandro está decorada con taracea de hueso y madera ebonizada, con lo que se dibujan en blanco motivos foliados de cenefas y roleos (algunos de ellos sirven para estructurar el tablero de juego). Las fichas, tanto las blancas como las negras (ebonizadas), están cinceladas con efigies de reyes y aristócratas de la época. Los cubiletes están forrados de piel.
El backgammon fue muy popular en Francia, especialmente en la corte real y entre los círculos aristocráticos de los siglos XVII y XVIII. Durante esta época, era parte de una familia de juegos de tablero que combinaban azar y estrategia, y que incluían variantes como el tous tables.
H. J. R. Murray señala que el backgammon guarda semejanzas con el laquet español, ya que en ambos juegos no se capturan las piezas del adversario. Aunque en Francia también se jugaba una versión del backgammon conocida como trictrac, esta variante se caracterizaba por reglas ligeramente distintas y por un tablero más ornamentado, como en este ejemplar. El tratado más antiguo sobre el juego fue escrito en 1634 por Jollivet, abogado del Parlamento de París, con el objetivo de normalizar sus reglas, que hasta entonces se habían transmitido oralmente.
Durante la Restauración Francesa en el siglo XIX, el backgammon experimentó un renacimiento, aunque comenzó a caer en desuso hacia finales de ese siglo, siendo reemplazado por versiones más simplificadas como el jacquet.