Centro Europa; primer tercio del siglo XIX.
Madera.
Presenta restauraciones y daños provocados por xilófagos.
Medidas: 74 x 77 x 51 cm.
Mesa de diseño sencillo, pero refinado, reflejando la sobriedad y el equilibrio propios del mobiliario de la época, posiblemente inspirado en el estilo neoclásico que aún influía en el gusto decorativo de aquellos años.
El tablero superior, de líneas rectas y ligeramente redondeadas en sus esquinas, muestra una superficie lisa y bien trabajada, destacando la belleza natural de la madera. El veteado suave y cálido aporta un aire acogedor y sereno, característico de las maderas nobles utilizadas en muebles de calidad.
Justo debajo, un cajón central perfectamente integrado en el frente de la mesa, revela un pequeño orificio para la llave, discreto pero funcional, que añade un toque de utilidad a esta pieza sin restarle elegancia. Este detalle sugiere que la mesa no solo fue concebida como un elemento decorativo, sino también como un mueble práctico para guardar objetos personales o documentos importantes.
Las patas, altas y esbeltas, se curvan ligeramente hacia afuera, otorgándole un aire ligero y estilizado. Esta característica, conocida como patas en forma de sable, era muy apreciada en el mobiliario de principios del siglo XIX, ya que confería a las piezas un aspecto elegante y equilibrado sin sacrificar estabilidad.