FRANZ BERGMAN (Austria, 1838-1894).
Lámpara de sobremesa Art Nouveau. Austria, ca. 1900.
“Dama paseando a dos leonas”.
Bronce patinado. Tulipa de cristal.
Firmada “N. Greb”.
Electrificada.
Medidas: 41 x 24 x 25,5 cm.
La representación de animales salvajes fue uno de los temas más frecuentes durante el periodo Art Déco, dado que se trata de la época del descubrimiento del África salvaje, a través principalmente de los reporteros que cubrían los nuevos rallies. La sociedad europea quedará fascinada por la fauna exótica en libertad, reflejo de un mundo aún por explotar, aún alejado del control impuesto por la civilización. Proliferarán entonces representaciones de animales de todo tipo, especialmente felinos pero también aves, gacelas, elefantes, etc. Eso sí, siempre tratados bajo la estética de la época, de sólida base clasicista, ordenada y armónica, de formas sintéticas y reducidas a su esencia, expresivas y contundentes en su simplicidad.
En la época de la Secession funcionaban en Viena muchas fundiciones de bronce, pero fue la de Bergman la que se convirtió en la más célebre, al trabajar con varios escultores vieneses célebres de principios del siglo XX, como Bruno Zach, para producir diseños para sus famosas figuras de bronce. Los bronces de Bergman son especialmente famosos por haber utilizado una técnica de decoración de los bronces llamada pintura en frío. La pintura en frío como técnica se desarrolló en Viena a finales del siglo XIX, y consistía en la aplicación de varias capas de pintura que se añadían al bronce después de la cocción. Se utilizaba para fabricar objetos de coleccionista de moda. Las figuras de Bergman tenían tres formas principales: figuras de animales, esculturas orientalistas y figuras eróticas de estilo Art Nouveau. Sus figuras de animales solían ser caprichosas y humorísticas, y a menudo satíricas. Hoy en día se han convertido en objetos de coleccionista muy codiciados. Las esculturas orientalistas de Bergman son igualmente muy codiciadas. Producía estas figuras en un momento en que el interés por las tierras exóticas de Oriente Próximo y el norte de África estaba en su apogeo entre los artistas y compradores europeos.