ALEXANDRE CHARPENTIER (París, 1856–Neuilly-sur-Seine, 1909).
“Ninfa”.
Relieve en bronce. Marco de madera.
Medidas: 24 x 38,5 cm; 34 x 47,5 cm (marco).
Charpentier fue un hábil artesano considerado uno de los grandes creadores de bajorrelieves de finales de siglo. En esta pieza se representa la efigie de una de las musas del modernismo, la ninfa etérea que vive inmersa en la naturaleza. La mujer es considerada en el Art Nouveau, por influencia de la literatura simbolista, como un ser de transformación y metamorfosis, y por ello suele ser reflejada con extrema fantasía, siendo asociada a lo sobrenatural y lo desconocido. Lo femenino se asocia íntimamente con la parte oculta de la naturaleza, con lo misterioso y por tanto atrayente y seductor. La mujer frágil, de hombros estrechos y figura estilizada, como una ninfa o sílfide atrae al hombre de forma inexorable hacia la perdición. Se la concibe, por tanto, como una figura contradictoria, exótica y débil en apariencia pero demoníaca en esencia.
Alexandre-Louis-Marie Charpentier fue un exitoso escultor, medallista, artesano y ebanista. Tentado por la escultura, el joven se vió en la obligación de aprender el grabado en medallas en la Escuela de Bellas Artes. Posteriormente se convirtió en ayudante de taller del innovador medallista Hubert Ponscarme, desarrollando una excelente técnica de bajorrelieve que le llevó a él mismo a considerarse “bajorrelievista”. Junto con Ponscarme, Louis-Oscar Roty y otros artistas, Charpentier impulsó un resurgimiento del arte en el diseño francés de medallas. Charpentier abrió varias ebanisterías y diseñó numerosos muebles. Actualmente su obra se conserva en el Museo de Orsay.