Reloj de sobremesa “a cercle tournant” según modelos de FRANÇOIS VION (ca. 1737- ca. 1790). Francia, Napoleón III, tercer cuarto del siglo XIX.
Bronce dorado y patinado.
Maquinaria sellada.
En estado de marcha.
Algún número repintado.
Medidas: 50 x 17 x 17 cm.
Este magnífico reloj tournant se basa en un modelo diseñado por el broncista François Vion. El dibujo original, extraído de un álbum de modelos, se conserva en el Institut national d'Histoire de l'Art de París (ilustrado en H. Ottomeyer y P. Pröschel, Vergoldete Bronzen, Band I, Munich, 1986, p. 179, fig. 3.7.4). Posteriormente se catalogaron otros relojes que seguían el mismo modelo: uno de ellos, firmado Lepaute, se conserva en el Museo del Louvre, un segundo ejemplar, enteramente en bronce dorado, salió a la venta en Christie's, Londres, el 1 de diciembre de 2005, lote 187; Un tercero realizado por Louis Montjoye que procede de la colección Pierpont Morgan pertenece a la colección Huntington de San Marino en California (reproducido en The Huntington Art Collections: A Handbook, 1986, p.115). En su modelo original, Vion representó a las Tres Gracias o a las Cárites griegas, diosas asociadas al amor, la belleza, la sexualidad y la fertilidad, entendidos como fuerzas generadoras de vida. Sus nombres eran Aglaya (“Belleza”), Eufrósine (“Júbilo”) y Talía (“Festividades”), y eran consideradas hijas de Zeus y Eurínome, si bien otras versiones mencionan como sus progenitores a Hera, Dioniso o Helios y la náyade Egle. La representación de las tres Gracias fue frecuente a partir del Renacimiento, tanto por su carácter hermético, relacionado con los misterios, la estética y el pensamiento grecolatino, como por el hecho, más mundano, de que su iconografía permitía representar a tres hermosas muchachas desnudas.
La historia de los relojes tournants se remonta al siglo XVIII cuando los sitios arqueológicos de Pompeya y Herculano fueron descubiertos y la fiebre por el mundo clásico aterrizó en las artes decorativas. En el mundo de los relojes, los artistas decidieron adaptar estos “cercles tournants” a los estuches conforma de jarrones “a la antigua”. Esta nueva moda fue muy apreciada por importantes coleccionistas y alcanzó su apogeo durante el reinado de Luis XVI.