Escuela española del siglo XVIII.
“Cristo expirante”.
Madera tallada policromada.
Ojos de pasta vítrea, uno de ellos no conservado.
Presenta faltas.
Medidas: 88 x 42 x 12 cm.
Las Crucifixiones y crucifijos han aparecido en la historia del arte y la cultura popular desde antes de la era del Imperio Romano. En esta ocasión la figura de Jesús se muestra expirante con una anatomía descarnada. Se encuentra clavado con tres clavos, con la cabeza ligeramente inclinada hacia su lado izquierdo, con el paño de pureza corto, con abundantes pliegues quebrados, que se anuda en su cadera derecha dejando caer uno de sus extremos. La cabeza es de tipo oval, con cabello largo y ondulado, que cae sobre su hombro izquierdo, con corona de espinas trenzada en madejas grandes sobre la frente, ojos cerrados, cejas casi rectas, nariz larga, boca pequeña y barba afilada. Su canon es alargado, cuyo torso marca claramente los costillares; y las extremidades son bastante delgadas, con las manos que tienden a cerrarse, y los pies cruzados.