Escuela española; siglo XVI.
“Cristo”.
Madera tallada.
Conserva restos de dorado.
No adjunta base.
Medidas: 48 x 43 x 11 cm.
Escultura de bulto redondo que representa el cuerpo de Cristo en el momento de la Crucifixión, aunque cabe destacar que en este caso no se encuentra anclado a la cruz que debió existir en origen. Se trata de un Cristo muy estilizado anatómicamente, que se encuentra ataviado únicamente con el paño de pureza. Destaca el delicado rostro próximo al estilo de Gaspar Becerra.
Las Crucifixiones y crucifijos han aparecido en la historia del arte y la cultura popular desde antes de la era del Imperio Romano pagano. La crucifixión de Jesús ha sido representada en el arte religioso desde el siglo IV. Es uno de los temas más recurrentes en el arte cristiano y el de una iconografía más evidente. Si bien se representa a veces a Cristo vestido, lo habitual es representar su cuerpo desnudo, aunque con los genitales cubiertos con un paño de pureza (perizonium); los desnudos integrales son muy raros, pero destacados (Brunelleschi, Miguel Ángel, Cellini). Las convenciones de representación de las distintas actitudes de Cristo crucificado se designan con las expresiones latinas Christus triumphans ("triunfante" -no debe confundirse con la Maiestas Domini o el Pantocrátor-), Christus patiens ("resignado" -no debe confundirse con el Cristo de la paciencia-)y Christus dolens("sufriente" -no debe confundirse con el Vir dolorum-). El triumphans se representa vivo, con los ojos abiertos y el cuerpo erguido; el patiens se representa muerto, con la voluntad totalmente vaciada (kénosis), la cabeza inclinada, el rostro con expresión serena, los ojos cerrados y el cuerpo arqueado, mostrando las cinco llagas; el dolens se representa de un modo similar al patiens, pero con un gesto de dolor, particularmente en la boca (curvada).