SAMUEL LIPCHYTZ (Pabianitz, 1880- Auschwitz, 1943).
“Bailarina”, Art Decó.
Bronce con incrustaciones. Base de mármol.
Firmada.
Medidas: 41 cm.
Escultura ornamental en bulto redondo, realizada a molde en bronce, con la forma de una bella mujer de anatomía estilizada aunque naturalista, ejecutando un dinámico paso de baile, alzada sobre un solo pie, con una pierna levantada, el cuerpo inclinado y el rostro con mirada al frente. Se trata de una obra realista en su modelado pero rigurosa y geométrica en su composición, reflejando a la perfección la base estética del Art Déco.
Escultor polaco-francés que trabajó en París a principios del siglo XX. Al igual que su contemporáneo Demétre Chiparus, se especializó en figuras femeninas y bailarinas. Expuso en el Salón de París entre 1918 y 1935.
El Art Déco se desarrolla a partir de los años veinte, si bien gozó de una larga vida gracias a la popularidad que le aportó el cine, que difundió su estética hasta incluso los años cuarenta, abarcando casi por completo el periodo de entreguerras. La estética Déco es, en un sentido, una amalgama de muchos estilos y movimientos diversos del temprano siglo XX y, a diferencia del Art Nouveau, recibió influencias de las primeras vanguardias, principalmente del constructivismo, el cubismo, el futurismo e incluso el racionalismo de la Bauhaus. Los progresivos descubrimientos arqueológicos en el Antiguo Egipto marcaron también su impronta en ciertas líneas duras y en la solidez de las formas del Art Déco. Asimismo, como estilo de la edad de la máquina utilizó las innovaciones de los tiempos para sus formas: las líneas aerodinámicas producto de la aviación moderna, la iluminación eléctrica, el revestimiento marino, los rascacielos, etc. Estas influencias se reflejan en diseños de formas fraccionadas, simétricas y claramente geometrizadas. No obstante, se trata de un arte fundamentalmente clásico, si bien aborda el clasicismo desde una óptica nueva, basada en la arqueología y en los principios estéticos elementales. Así, las formas del Art Déco son idealizadas, equilibradas y proporcionadas, pero a la vez sintéticas y esenciales, alejadas de la directa inspiración en la naturaleza de finales del siglo XIX. Así, en esta obra se capta a la perfección el movimiento y la tensión de la escena, elementos que quedan subordinados a la composición general, integrándose las distintas partes en el todo para lograr un resultado armónico y bello, de gran poder visual.