Escuela española; siglo XVIII.
“Niño Salvator Mundi”.
Madera tallada y policromada.
Presenta faltas, restauraciones y policromía del siglo XIX.
Medidas: 54 x 34 x 18 cm.
Imagen devocional en madera tallada, de bulto redondo policromada, con cabello natural, peinada en tirabuzones. La figura del niño creada con gran veracidad muestra las formas anatómicas adaptadas a la infancia de tal modo que la figura adquiere una gran ternura en cuanto a la contemplación, sumando a ello el tratamiento del rostro de rasgos finos y mejillas sonrosadas. El Niño que dirige su mirada al frente esbozando una leve sonrisa, adopta el gesto de bendición con la mano derecha mientras que con la otra sostiene un pequeño orbe dorado.
La iconografía del Niño de la Bola alude a la universalidad de la doctrina cristiana, y consiste en la representación del Niño Jesús con una esfera que representa al universo, puesta en su mano o bajo sus pies. Es un Niño Triunfante, Salvador del Mundo, y simboliza la idea de Jesús hombre y salvador, señor de toda la Tierra, a la que redime con su muerte y resurrección. Se trata de una iconografía que conjunta el poder y la gracia divinas con la inocencia feliz y la humilde condición de Dios encarnado: la omnipotencia del Hijo, siendo un niño con el orbe en su mano, como un chiquillo con su pelota. Esta figuración se caracteriza, además, por el gesto de bendecir y la ausencia de toda huella dolorosa. La cruz que remata la bola es un símbolo alusivo a la proyección universal del acto redentor.