Escuela española; principios del siglo XVI.
“Virgen con Niño”.
Madera tallada, policromada y dorada.
Presenta restauraciones.
Medidas: 112 x 50 x 33 cm.
En el primer tercio del siglo XVI, en un momento crucial para el arte español, surge esta maravillosa escultura de la Virgen con el Niño, tallada en madera y decorada con una rica policromía. La obra, delicada y a la vez imponente, refleja un periodo de transición artística entre el gótico tardío y el incipiente renacimiento, combinando elementos de ambas corrientes.
La Virgen María se presenta como una figura maternal y serena. Su rostro dulce y cercano invita a la contemplación, mientras sostiene al Niño Jesús con naturalidad, reflejando un momento de ternura entre madre e hijo. Su vestimenta es especialmente llamativa: un manto azul decorado con estrellas doradas que evocan su carácter celestial y su pureza, mientras que los pliegues del manto fluyen de forma armónica, demostrando el interés de los escultores de la época por el realismo y la humanización de las figuras sagradas.
El Niño Jesús, semidesnudo y envuelto solo en un sencillo paño, parece confiar plenamente en su madre, reforzando el simbolismo de protección y amor que emana de la escena. Este enfoque humanista era novedoso para la época, alejándose de las representaciones rígidas y solemnes del gótico medieval, en favor de un arte que conectara emocionalmente con el espectador.
Esta escultura, además de ser una obra de arte, tenía una función devocional esencial. Encapillada en iglesias o espacios privados, permitía a los fieles encontrar en estas figuras un vínculo directo con lo divino. La policromía, una técnica distintiva de la escultura española, no solo dotaba a las imágenes de realismo, sino que añadía un sentido de cercanía y calidez que era clave para la espiritualidad popular.
En el contexto artístico de la época, esta obra representa la capacidad de los escultores españoles para integrar influencias externas, como el humanismo renacentista italiano o el detallismo flamenco, sin perder su identidad propia. En la escultura española del siglo XVI, la madera policromada se convirtió en un vehículo ideal para transmitir emociones, espiritualidad y una narrativa visual accesible a todos.
Así, esta representación de la Virgen con el Niño se erige como un testimonio de un momento de gran transformación cultural y artística, en el que lo humano y lo divino se encuentran en perfecta armonía. Una obra que nos habla del pasado, pero que sigue emocionando y conectando con nosotros en el presente.