Escuela española; segunda mitad del siglo XVIII.
“Inmaculada”.
Madera tallada y policromada.
Presenta importantes faltas.
Medidas: 79 x 40 x 20 cm.
La Virgen aparece aquí representada, siguiendo la iconografía de la Inmaculada, con el creciente lunar a sus pies y las manos unidas en señal de oración. El semblante de rasgos suaves y la fluidez de los pliegues del manto dotan de gracilidad a la figura. El orbe hace las veces de peana. La Virgen Inmaculada se asimila a la novia del “Cantar de los Cantares”, y a ella se asocian diversos símbolos popularizados por las “Letanías de la Virgen de Loreto” (cuya forma actual data de 1576). Es el arte barroco del siglo XVII el que crea el tipo definitivo de la Inmaculada Concepción de hecho esta escultura sigue los modelos estéticos de esta centuria . Libre de todos los símbolos de las Letanías con que la habían sobrecargado los teólogos, rodeada sólo por ángeles, ella flota en una mandorla sobre un creciente de luna. A veces, para recordar su victoria sobre el pecado original, sus pies, que se apoyan sobre el globo, aplastan la cabeza de la serpiente tentadora.