SALVADOR DALÍ I DOMÈNECH (Figueras, Gerona, 1904 – 1989).
“La persistencia de la memoria”, 1981.
Bronce plateado, ejemplar 159/1000.
Firmada y justificada.
Ed. Atelier Guillard, Gordon, París.
Adjunta certificado emitido por la Galeria Surrealista, Barcelona.
Medidas: 63 cm (altura sin peana); 70 x 32 x 27 cm (total con peana).
El motivo del reloj derretido ha sido probablemente el más elogiado de la caterva de objetos surrealistas de Dalí. En la pintura "La persistencia de la memoria" (1931), los relojes blandos se escurrían de sus soportes y deslizaban por un terreno árido de cadencias metafísicas. El reloj escultórico en plata que aquí mostramos parece deshacerse como una gema líquida, sugiriéndonos que el tiempo lineal y objetivo no existe, sino que es maleable y subjetivo, juguetón y elástico como este reloj cuya esfera y números arábigos se alargan y distorsionan por efecto de la gravedad. Dalí, gran lector de Freud, secundaba el concepto freudiano acerca de la "elasticidad del tiempo psíquico" (el de la memoria y el de los sueños) y logró darle una forma visual única. Cabe también tener en cuenta que las obras de Dalí con relojes derretidos encierran una crítica subyacente a la rigidez del tiempo en la sociedad moderna, donde las personas suelen estar dominadas por el reloj y el concepto de tiempo lineal.
Durante sus primeros años, Dalí descubre la pintura contemporánea durante una visita familiar a Cadaqués, donde conoce a la familia de Ramón Pichot, artista que viajaba regularmente a París. Siguiendo los consejos de Pichot, Dalí empieza a estudiar pintura con Juan Núñez. En 1922, Dalí se alojó en la célebre Residencia de Estudiantes de Madrid para iniciar estudios de Bellas Artes en la Academia de San Fernando. Sin embargo, antes de sus exámenes finales, en 1926, fue expulsado por afirmar que no había nadie en la misma en condiciones de examinarle. Ese mismo año Dalí viaja a París por primera vez. Allí conoció a Picasso, y asentó algunas características formales que se convertirían en distintivas de toda su obra desde entonces. Durante este periodo, Dalí celebró exposiciones regulares tanto en Barcelona como en París, y se unió al grupo surrealista afincado en el barrio parisino de Montparnasse. El pintor desembarcó en América en 1934, gracias al marchante Julian Levy. A raíz de su primera exposición individual en Nueva York su proyección internacional queda definitivamente consolidada, y desde entonces mostrará su obra y dará conferencias por todo el mundo. La mayor parte de su producción está reunida en el Teatro-Museo Dalí de Figueras, seguida por la colección del Salvador Dalí Museum de St. Petersbug (Florida), el Reina Sofía de Madrid, la Salvador Dalí Gallery de Pacific Palisades (California), el Espace Dalí de Montmartre (París) o el Dalí Universe de Londres.