y volver al lote.
02 Oct 2024 13:43
Escuela vallisoletana; principios del siglo XVII.
“Cristo flagelado”.
Madera tallada y policromada.
Presenta faltas y pérdidas.
Medidas: 65 x 22 x 18 cm.
Las formas de la anatomía son amables ya que muestran un acabado redondeado, especialmente apreciable en el modo de la talla de los ojos, que contrasta con la expresividad y patetismo de la sangre. La figura de Cristo se muestra de pie y con las manos atadas, rasgo que nos indica el momento que está siendo representado.
A partir de finales del siglo XVI se desarrollará en Valladolid una escuela escultórica única, caracterizada por un realismo violento en el que se exaltan el dolor y el patetismo, como vemos en la obra de su mayor representante, Gregorio Fernández (1576-1639). Esta tradición artística desembocará en que las vallisoletanas serán imágenes sacras llenas de dolor, tremendamente patéticas, con un marcado dinamismo y rostros de gran expresión, sin caer sin embargo en vulgaridades. Se trata de figuras que oscilan entre el dramatismo del dolor físico y moral (Piedades, Cristos yacentes…) y la evasión de la experiencia mística (representaciones de santa Teresa, por ejemplo), que se transmite a través de actitudes calmadas y una gesticulación sobria, dejando al rostro y las manos el mayor peso expresivo. Valladolid fue un foco escultórico de primer orden en el siglo XVI, condición que mantendría en el periodo barroco. En ello influyó el impulso que proporcionó al arte el establecimiento de la corte en la ciudad, con lo que poderosos personajes se instalaron en ella y promovieron la cultura. La adinerada clientela fue benefactora con frecuencia de conventos e iglesias, que en esa época necesitaban nuevas imágenes y retablos para adecuar sus recintos a los ideales contrarreformistas.