Cristo románico del Taller de Limoges, siglos XII- XIII.
Cobre dorado.
Presenta roturas y pérdida en el dorado.
Medidas: 7 x 12 cm.
Escultura devocional realizada en cobre, que representa el cuerpo de Cristo en la cruz, aunque esta no se conserva. La pieza presenta una figura de Cristo triunfante, ya que se encuentra despierto y coronado como rey de los cielos. El taller de Limoges aparece en el último cuarto del siglo XII, y prolonga su actividad hasta el siglo XIV. En el siglo XV volverá a florecer, ya con la nueva técnica del esmalte pintado. Será el taller de esmaltes más importante, por encima de Renania y Mosa, que desaparecen en el siglo XII y se dedicaban a la producción de placas sueltas por encargo, que luego se montaban sobre un objeto o se unían formando frontales de altar. Por el contrario, en Limoges se pone en marcha una producción de objetos, ya no sólo placas, decorados con esmaltes sobre todo para el ámbito religioso, pero también para el profano. Son piezas más baratas, con base de cobre, y muy vistosas por la decoración esmaltada, por lo que gozaron de un enorme e inmediato éxito en toda Europa. Limoges aparece además citado en los documentos, lo que nos indica que fue un centro trascendente y conocido por toda la Europa occidental. Una de las características distintivas de Limoges será su arrastre del fondo, muy superficial, que no va más allá de los dos o tres milímetros. Para representar detalles se recurre a un tabicado tan fino que sólo puede distinguirse del excavado mediante una minuciosa observación a través de una lente de aumento. Teniendo en cuenta lo hecho en Renania y Mosa, en Limoges se introducen rasgos propios, inconfundibles, y de hecho se aplicarán los esmaltes según el gusto del cliente, llenando sólo el fondo, sólo las figuras o ambos. Respecto a la gama cromática, utiliza la de los talleres del Mosa, muy variada, pero añadiendo colores nuevos, como el verde oliva, un azul claro grisáceo o el blanco para las carnaciones.