Escuela renacentista; mediados del siglo XVI.
“Cristo resucitado”.
Madera tallada policromada.
Presenta faltas en la talla.
Medidas: 33 x 14 x 10 cm; 7,5 x 11 x 18 cm (base).
Escultura en bulto redondo realizada en madera tallada y policromada, presentando a Cristo resucitado, un Salvador Triunfante que se alza de la tumba, aunque en este caso concreto no se conserva el sepulcro. Cristo se representa semidesnudo, cubierto únicamente con el “perizonium” o paño de pureza con el que fue crucificado, aunque sobre su hombro izquierdo cuelga un manto de voluminosos pliegues y tono blanquecino, color de la pureza, ambos paños muestran signos de ornamentación dorada, que se ha ido perdiendo debido al paso del tiempo. La figura, que no conserva los brazos, muestran un gran dinamismo debido a su gesto con el pie adelantado y la cadera levemente flexionada que recuerda en gran medida al movimiento generado por la conocida curva praxitelica. Además, el manto que cubre su hombro destaca por los pliegues que generan ondas y aportan mayor monumentalidad a la figura, aunque de un modo fluido. En el caso de la figura esta muestra una concepción clásica y serena, donde solo destaca la herida del costado que ha sido recreada por el artista de un modo elegante sin exacerbado dramatismo. El gesto de la faz, aunque triste debido al ceño fruncido conserva la mesura y el equilibrio de la escuela renacentista. La pieza concebida en origen para formar parte de un conjunto mayor y ser contemplada de frente, ya que la obra no ha sido trabajada en la zona trasera.
La escultura refleja quizás mejor que otros campos artísticos este afán de vuelta al mundo clásico grecorromano que exalta la individualidad del hombre creando un nuevo estilo cuya vitalidad sobrepasa la mera copia.