Escuela flamenca, modelo gótico Malinas; siglo XVI.
“Virgen con Niño y Santa Ana”.
Madera tallada.
Presenta faltas en la talla.
Medidas: 47 x 20 x 10 cm.
Escultura tallada en madera que representa a la Virgen y Santa Ana, su madre, con el Niño Jesús. Santa Ana, sostiene un cesto con lo que parecen ser uvas, a las que el Niño acerca la mano para cogerlas, de un modo anecdótico y natural. La zona trasera de la pieza no está trabaja lo que indica que la pieza fue concebida para ser vista de frente y seguramente su ubicación fuese algún tipo de hornacina que dejase cubierta dicha zona. Sin embargo, la zona frontal de la pieza destaca por su gran delicadeza que se aprecia en los rasgos suaves y dulces de los protagonistas, o en el detalle de los tocados de la Virgen y su madre.
Estéticamente la obra recuerda a la producción artististica de Malinas en neerlandés Mechelen es una ciudad del distrito del mismo nombre de la provincia de Amberes, en la región de Flandes. La introducción del Renacimiento italiano en los Países Bajos fue lenta y difícil debido a que tropezaba con un arte autóctono sólido de altísimo nivel y gran tradición. Así pues, fue tardía la aceptación del nuevo estilo que venía de Italia y las decoraciones góticas se mantuvieron aún durante largo tiempo. No obstante, hubo artistas flamencos que viajaron a Italia y regresaron, convertidos en “italianistas”, difundiendo el nuevo estilo. Este es el caso en particular de la Academia de Haarlem y la escuela de Malinas, centros importantes de la nueva corriente. Allí todo se hará al modo italiano, y hasta habrá un Vasari neerlandés, Carel Van Mander, que en 1604 publicó las biografías de los ilustres pintores de su tierra. Dentro del último gótico, uno de los capítulos más difíciles de restablecer es el de la escultura de los Países Bajos. La dispersión de sus artistas por Europa, la exportación de obras, la destrucción de muchas otras y la falta de una documentación adecuada, dificultan el establecimiento de líneas maestras de evolución. Sabemos que de aquí salieron Jean de Marville y Claus Sluter, los grandes escultores activos en Borgoña. El origen de Jean de Lieja es el mismo, así como el de Jacques Baerze. No obstante, no podemos saber con seguridad si fueron flamencos Nicolás de Leyden, que trabajó en Estrasburgo, o Gil de Siloé, que lo hizo en Burgos. No obstante, teniendo en cuenta tanto los autores como las piezas conocidas, podemos deducir que existió un alto nivel de calidad. Es por ello que la introducción del Renacimiento italiano en los Países Bajos fue lenta y difícil, dado que tropezaba con un arte autóctono sólido de altísimo nivel y gran tradición. Así pues, fue tardía la aceptación del nuevo estilo que venía de Italia, y las decoraciones góticas se mantuvieron aún durante largo tiempo. No obstante, hubo artistas flamencos que viajaron a Italia y regresaron, convertidos en “italianistas”, difundiendo el nuevo estilo. Este es el caso en particular de la Academia de Haarlem y la escuela de Malinas, centros importantes de la nueva corriente. Allí todo se hará al modo italiano, y hasta habrá un Vasari neerlandés, Carel Van Mander, que en 1604 publicó las biografías de los ilustres pintores de su tierra.