PEDRO MORENO MEYERHOFF (Barcelona, 1954).
“Santa con Matisse en mi estudio”, 1980.
Técnica mixta sobre papel.
Firmado, fechado y titulado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 74 x 55 cm; 91 x 71 cm (marco).
Victoria Combalía ha calificado a Pedro Moreno Meyerhoff como el “Antonio López catalán”, debido a su técnica precisa, minuciosa, hiperrealista, aunque no exenta de poética y de expresividad. El artista se formó, en buena medida, de manera autodidacta, y empezó a dedicarse a la pintura a raíz de una depresión, como terapia. Viéndose incapaz de escribir, decidió retratar con minuciosidad el mundo que le rodeaba, desde el insecto diminuto hasta los rostros de amigos y conocidos. De esta manera el artista intentaba extraer la esencia de la realidad para así aprehenderla, hacerla suya, comprenderla. Además de este interés por la pintura realista como modo de comprender el mundo y, a la vez, de proyectarse en él, la admiración por algunos de los principales creadores de la historia del arte influyó también en su decidida apuesta por una pintura figurativa. La fascinación por artistas como el renacentista Fra Angélico, con sus delicadas atmósferas plenas de paz y espiritualidad, realistas y a la vez trascendentes, o el flamenco Jan Van Eyck, que revolucionó, en el siglo XV, la pintura al óleo con su capacidad para traducir a una superficie plana el mundo real, incitaron al artista a profundizar en la captación de la luz, en el color, en la atmósfera. A lo largo de los últimos años de su carrera el pintor se ha ido alejando del realismo absoluto para introducir un matiz más personal, lírico y expresivo, en sus obras, pero ha seguido fascinado por el mundo tangible, por lo que es material, físico, y, a la vez, por ello, fugaz.