ANTONI TÀPIES PUIG (Barcelona, 1923 - 2012).
Sin título, 1961.
Técnica mixta (lápiz graso y "frottage") sobre papel.
Adjunta certificado emitido por la Fundación Tapiès.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 19,5 x 13,5 cm; 52 x 47 cm (marco).
Cofundador de “Dau al Set” en 1948, Tàpies empieza a exponer en los Salones de Octubre de Barcelona, así como en el Salón de los Once celebrado en Madrid en 1949. Tras realizar su primera muestra individual en las Galerías Layetanas, viaja a París en 1950, becado por el Instituto Francés. En 1953 expone de forma individual en la galería neoyorquina de Martha Jackson. Desde entonces se sucederán sus muestras, tanto colectivas como individuales, por todo el mundo, en destacadas galerías y en museos como el Guggenheim de Nueva York o el de Arte Moderno de París. Desde los años setenta se le han dedicado antológicas en Tokio (1976), Nueva York (1977 y 2005), Roma (1980), Ámsterdam (1980), Madrid (1980), Venecia (1982), Milán (1985), Viena (1986) y Bruselas (1986). De formación autodidacta, Tàpies ha creado un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinan la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana. La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Praemium Imperiale de Japón, el Nacional de Cultura, el Gran Premio de Pintura en Francia, el de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). Gran defensor de la cultura catalana, de la que está profundamente imbuido, Tàpies es un gran admirador del escritor místico Ramón Llull, así como el románico catalán y de la arquitectura de Gaudí. A la vez, aprecia el arte y la filosofía orientales, que como su propia obra diluyen la frontera entre materia y espíritu, entre hombre y naturaleza. Influido por el budismo, muestra en su pintura cómo el dolor, tanto físico como espiritual, es algo inherente a la vida. Antoni Tàpies está representado en los principales museos de todo el mundo, como la fundación que lleva su nombre en Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, los Guggenheim de Berlín, Bilbao y Nueva York, el Museo de Arte Fukoka de Japón, el MoMA de Nueva York o la Tate Gallery de Londres.