MANUEL ÁNGELES ORTIZ (Jaén, 1895 - París, 1984).
“Valparaíso”.
Tinta sobre papel.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 37,5 x 26,5 cm; 60 x 48 cm (marco).
Manuel Ángeles Ortiz fue un artista esencial en la renovación del arte en España a lo largo de la década de los años veinte y hasta la Guerra Civil en España. Residió durante una larga temporada en París (1922-1933), pero sin perder el contacto con los artistas que vivían en España, y más tarde se exilió en Buenos Aires (1939-1948), volviendo en los años cincuenta a fijar su residencia en París, esta vez definitivamente. Desde su primera estancia parisina, la huella de Pablo Picasso en su trabajo es profunda. Su pintura evidencia la misma alternancia de lenguajes (Cubismo tardío, dibujo de línea y volúmenes rotundos y monumentales de inspiración clásica, etc.), síntoma de las diferentes aproximaciones a una vuelta al orden promulgada por distintas voces, desde Cahiers d´Art a Jean Cocteau o Amédée Ozenfant. Fue un artista independiente, de difícil clasificación estilística, pues no dejó de experimentar a lo largo de toda su carrera, aunque rechazó la pintura abstracta. De ahí que del surrealismo le atraiga "su lirismo enigmático, no sus aberraciones morbosas de sujeción psicótica", como él mismo señala. Lo mismo ocurre en Buenos Aires, su serie de maderas no son objetos encontrados, sino piezas trabajadas siguiendo sus propias intuiciones. Todo ello enlaza con la tradición de la poética de lo primigenio, desarrollada por artistas como Benjamín Palencia, Ángel Ferrant, o Alberto Sánchez, pero también por Paul Klee, Jean Arp y Constantin Brancusi. A partir de los años cincuenta en su obra persisten el paisaje y la figura humana pero se acerca al informalismo.