DIEGO RIVERA (Méjico, 1886- 1957).
“Retrato de Tehuana. 1938.
Acuarela y grafito lápiz sobre papel.
Adjunta certificado expedido por Doña Guadalupe Rivera, hija de Diego Rivera.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 36 x 26 cm; 60 x 51 cm (marco).
Diego Rivera, trabajó en numerosas ocasiones la representación de mujeres con rasgos mejicanos llegando a a convertir en parte indispensable de su propia iconografía. Ya que el ideal de mujer formaba parte de la cultura popular de su país, que tanto defendió con su pintura. Siendo su fuente de inspiración y sus modelos, las gentes que formaban el Méjico más profundo.
Nacido en Huanajuato en 1886, Diego Rivera era de familia criolla pero su abuela materna india. Desde joven despunta por sus actitudes con el dibujo, esto hizo que con 10-11 años estaba ya en la academia, asiste a clases nocturnas. A su padre no le gustaba, quería que fuera militar pero él quería ser artista. Ingresa con 12 años en la Academia de San Carlos de México donde recibe una enseñanza tradicional, a fines del s.XIX. Antonio Fabrés fue uno de sus maestros, pero al que considera maestro es Jose María Velasco, paisajista. En 1907, Rivera, animado por el Dr. Atl y gracias a una beca que consiguió, que le dio el gobernador de Veracruz, además de conseguir dinero vendiendo sus obras en una exposición promovida por Atl para que los alumnos vendieran sus obras, se marcha a Europa, llega a Madrid, donde permanece dos años, 1907-1909. Recomendado por Atl entra en el taller del artista Eduardo Chicharro, retratista y simbolista. Rivera esos años hace muchas copias de obras del Museo del Prado. Regresa a México en primavera de 1921. Vasconcelos lo contrata para que pinte murales. Vuelve solo, parece ser que porque no había más dinero que para un billete, pero parece que el matrimonio estaba roto. A raíz de este viaje, Rivera nunca volverá a París. Además, Rivera dejaba otra amante y una hija en París. Rivera fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Donde emprende una reforma radical, convierte la academia en taller, crea un ritmo de trabajo que tiene mucho más que ver con los talleres renacentistas, como hacían los muralistas. Otra de las cosas es que los propios alumnos se auto-gestionaban, convierte en un derecho el que los alumnos elijan a sus profesores, al personal del centro y el método de trabajo. Hubo una fuerte oposición por parte de sectores conservadores como profesores, artistas, alumnos y tuvo que dimitir como director de la academia. En estos años también le expulsan del partido comunista. Por lo que desde 1930 empieza a mirar a Norteamérica donde tenía ya una reputación. Rivera hace una primera incursión en el año 1930 a Norteamérica, con una serie de encargos. Es reclamado otra vez por el ministro para que acabe con proyectos que tenía a medias y en el año 1932 vuelve a Norteamérica donde consolida su carrera artística.