MANUEL HERNÁNDEZ MOMPÓ (Valencia, 1927 – Madrid, 1992).
Sin título, 1961.
Técnica mixta sobre papel.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Presenta ligeras manchas.
Medidas: 24 x 17 cm; 54 x 47 cm (marco).
Si bien la obra que ahora licitamos ha sido realizada en blanco y negro, Manuel Hernández Mompó fue creador de una obra mediterránea y luminosa. En su producción plasmó una imaginería figurativa y poética, mezclada armónicamente con elementos abstractos y ricos efectos de superposición. Instaló signos, a modo de escenas, o más bien los fragmentos o ecos de escenas, sugerencias de cosas que sucedieron o, que en aquel momento, sucedían. Muchas de esas sugerencias tuvieron que ver con ese trasiego de signos de Mompó, que parecían ir y venir del blanco al blanco, no superponiéndose entre sí sino apareciendo y desapareciendo de sus lienzos.
Hijo de un profesor de pintura, Hernández Mompó alternó los estudios básicos y de bachillerato con las clases de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valencia, en la que ingresó en 1943. En 1948 obtuvo una beca para pintar en Granada, en la Residencia de Pintores, y tres años después una nueva pensión le permitirá viajar a París. En la capital francesa entró en contacto con los círculos de pintores informalistas, cuya influencia marcaría su producción posterior, dejando definitivamente atrás los paisajes y retratos que habían dominado su obra hasta entonces. Entre 1954 y 1955 pasó una larga temporada en Roma, pensionado por el Departamento de Cultura del Ministerio de Educación Nacional para estudiar en la Academia de Bellas Artes de España en la capital italiana. En 1954 participó en la Exposición Internacional de Viareggio, en la que fue galardonado con el Premio de la Navegación Italiana. Deja Italia y se instala en Ámsterdam, donde frecuentó, de nuevo, los cenáculos informalistas. En 1957 regresa a España y se instala en Aravaca (Madrid). Al año siguiente le fue concedida una beca de la Fundación Juan March de Madrid, y obtuvo el Gran Premio Nacional de Pintura y una primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Durante los años sesenta y setenta alternó su residencia entre Madrid, Ibiza, y en 1973 pasó un año en California. De regreso a España se instaló en Mallorca. Hernández Mompó expuso en las principales capitales de Europa y Estados Unidos, y participó en colectivas nacionales y extranjeras. Entre sus más destacados premios cabe señalar el Premio Unesco recibido en la XXXIV Bienal de Venecia de 1968. En 1984 se le concedió el Premio Nacional de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Su estilo de juventud se vio pronto influido de manera definitiva por el expresionismo abstracto y el informalismo, aunque sus obras nunca perdieron la realidad como referente. Hernández Mompó está representado en el IVAM de Valencia, el Museo Nacional Reina Sofía.