Miniatura francesa de la segunda mitad del siglo XIX.
“Retrato de dama”. Posiblemente María Antonieta.
Guache sobre vitela.
Marco de bronce.
Medidas: 11,5 x 8 cm. (con marco).
Una dama de alta clase social posa deliberadamente para el artista. Cubre su cabello con una peluca empolvada que orna con un sombrero con orla de rosas. Un chal de tul cerrado en su frente con una lazada vela sus hombros. Desde el Renacimiento los retratos en miniatura eran piezas para la contemplación privada. Consideradas como alhajas, en el siglo XVII se convierten en piezas de adorno personal o en objeto de regalo, al ser montadas como joyas. Se realizaban en una gran variedad de técnicas, como el óleo sobre cobre, estaño o marfil, las aguadas sobre pergamino o cartulina y, desde el siglo XVIII, la acuarela sobre marfil. Este delicado arte se irá perdiendo desde la segunda mitad del siglo XIX, en paralelo al desarrollo de la fotografía. Lo más común en este tipo de piezas, durante el siglo XIX, eran las representaciones historicistas, frecuentemente ambientadas en el siglo precedente.